PREPARADOS PARA PASAR EL INVIERNO
No había terminado la gente de recoger la cosecha y empezaban a prepararse
para pasar el invierno, a aprovisionarse
de leña. Algunas familias podían
cortar algún roble, bardal, negrillo etc. en sus fincas, y traer un carro de
piornos para encender, pero una

mayoría se dedicaba a arrancar piornos, los "esmochaban" y traían muchas cargas de “calabones”
que almacenaban para tener leña para todo el año. Ahora nada más salir del
pueblo encontramos enormes “escobas”
albares con troncos envidiables, entonces no ocurría lo mismo por la gran cantidad de ganado que había. Muchos se
plantaban en el “Boquerón”, en lo más abrupto de la barrera de Pie Mula, más
arriba de las “pedreras”, porque como era de difícil acceso encontraban mejores “piornos”. El propio hornero se tenía
que alejar hasta La Ventilla a buscar las “escobas” para calentar el horno. Las
casas se calentaban con la lumbre y el brasero. Las noches del invierno la
familia se sentaba alrededor de la lumbre. Cuando algún miembro llegaba y
suponía que no tendría sitio porque había mucha gente, al pasar por el corral,
se llevaba un ramo, lo colocaba en la lumbre y todos para atrás por el calor, en
lenguaje castizo lo llamaban una "risotá”, todos se alegraban y los incorporados se podían sentar.
Ahora observamos los montes que hay tan frondosos, incluso impenetrables.
En el pasado no era así, había tal cantidad de animales, rebaños de ovejas, muchas
vacas, todas las familias tenían cabras que les daban leche y carne “cabritos”,
solían tener uno o dos burros, y por supuesto gallinas que merodeaban por las
calles. No había suficiente comida para tantos animales y comían , además de
hierba, todas las plantas a su alcance, cuando ya no quedaban ni zarzas, en numerosas
ocasiones los dueños subían a los bardales y hasta las cogotas de los chopos
para podarles para que sus cabras u ovejas comieran las hojas, “ramonearan”.
En mi libro sobre Navacepedilla está suficientemente explicado por sus protagonistas la importancia de la trashumancia

. Los rebaños de ovejas y piaras de vacas más numerosos se iban a pasar el invierno a Extremadura pero en Navacepedilla se quedaban numerosos “atajos” de ovejas y numerosas vacas que había que darles de comer en régimen de estabulación. Se utilizaba el heno de “las almeales” y la paja de la trilla que mezclada con los piensos de cereales constituían el alimento complementario del ganado. Naturalmente, en los días que la nieve lo permitía, el ganado pastaba en el campo, bien en prados o en terrenos del común. Seguían funcionando los dos cabreros, el burrero, el vaquero y el porquero. En muchas cuadras funcionaban los “molinos de sangre”, sobre todo para moler las algarrobas. El invierno transcurría “sin pena ni gloria”, lo primero que había que hacer es poner el caldero para cocer la comida para los cerdos, echar de comer al ganado en las majadas, el heno a las vacas en los prados y adecentar las huertas o los prados para la siguiente temporada.
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